Me encanta esa frase. El tercer día fue así, (luego por el viento acabó siendo de los peores), recuerdo que amanecía soleado mientras bajaba con una sonrisa inusitada por las antiguas callejuelas de Cervera. A los pocos km, atravesando unos campos, simplemente me paré y me quedé contemplando todo aquello.

Los dos primeros días fueron buenos, pero los recuerdo muy pendientes del reloj, de los kilometros y con cierta angustia por llegar a tiempo y encontrar lugar para poner la tienda. Suele pasar dicen, las primeras veces o los primeros dias, pero en si mismo es un reflejo de la sociedad actual, se pasa muy rápido sin pararse un momento para apreciar los detalles,  y ese es precisamente el viaje que NO busco.

En ese contexto, aún hay gente que me pregunta por km, por las etapas y por esa idiosincrasia del camino de comparar con lo que ha hecho él o aquél.

En ese sentido me veo en la obligación de puntualizar:  No hago el Camino de Santiago.

O por lo menos como se le conoce, aunque hasta ahora haya seguido casi fielmente su recorrido (para evitar carretera) y lleve esa credencial, más que por la simbología por si tuviera que hacer uso de algún albergue.

Es un viaje, una instrucción a la bici, a la autosuficiencia con ella, a disfrutar con lo mínimo, a pararse a vivir donde sea interesante, a no pensar en volver o en acabar, de eso se trata, mucho más que de hacer el camino en sí.

Ciertamente admiro a todo aquel que lo hace, pero llegar todos los días al confort de un albergue o seguir estrictamente un viaje estipulado, ni es lo mismo, ni es lo que andaba buscando.

Por ejemplo, la lógica de las etapas que existen no sirven. Todas acaban en poblaciones; la autosuficiencia obliga a que sobre las 17h (en esta época) ya debas andar buscando un lugar para pernoctar y cocinar. Por las mañanas el frío manda, y recoger todo el chiringuito, calentar agua o cocinar, tampoco permite salir muy temprano.

Recientemente he decidido  que pasado Zaragoza dejaré el trazado del «Camino» para subir hacia el Parque Natural de las Bárdenas Reales que pinta una pasada y del  que bien me habló mi amigo Xavi  de Teruel. Luego bajaré hacia Alfaro (pueblo familiar) y finalmente hacia el Norte.

Sobre los días pasados,  ya me he licenciado un poco contra los elementos.  El viento ha sido duro los últimos tres días, encontrarse en llano o en bajada y no pasar de 7-8Km/h es algo frustrante,  aunque al final te lo tomas a risa. «Vuélvete para Barcelona» me decía un anciano en Bujaraloz, hablandome del famoso cierzo. 

Todo ello ha hecho más épico cruzar la inmensidad inhóspita de los Monegros, que lejos de su N-II impresionan aún más. 

Al final todo pasa.  Hoy es el sexto día,  y si nada lo impide será la quinta en autosuficiencia.  Ya añadiré algun albergue más, únicamente por cuestiones de higiene, esa es la idea. 

Ah,  que no se me olvide! ,  hace unas horas he conocido una pareja rokera cojonuda,  hemos estado un buen rato charlando,  y me han dado buenos consejos sobre la zona del camino del norte y de sus experiencias.  Un abrazo grande mañicos,  ojalá leáis esto!

Poco más puedo añadir,  detalles muchos,  ya iré contando. Desde ese tercer día he hecho más fotos, he silbado más canciones y me he parado cuando árboles han aparecido, para colgar la hamaca desde la que escribo.

Aun así sigo haciendo más km de los que me planteaba (unos 60 de media al día). Pero mañana quizás conozca más gente interesante en un pueblo y me quede tres días,  o simplemente me apetezca descansar y visitar algun lugar.

Con este parrafón y sin tener demasiado tiempo para pensar las palabras, espero haberme explicado.

Este es mi camino. A Santiago sí, pero por la Interestatal 60.  😉

Besos desde la Pilarica  😎